sábado, 16 de mayo de 2015

Un material repele el agua hasta hacerla rebotar

Un metal repele de tal forma el agua que las gotas salen disparadas nada más tocarlo. El truco está en unos patrones microscópicos dibujados en su superficie con ayuda del láser, que generan esta propiedad excepcional, denominada superhidrofobia.
El equipo de investigadores de la Universidad de Rochester (EE UU) que lo ha logrado, crea, usando pulsos de láser, un modelo complejo de nanoestructuras para dar a los metales estas nuevas propiedades. La ventaja principal de esta técnica es que, al cincelarse en el propio metal, esta superhidrofobia no se borra o deteriora con facilidad, como cuando se consigue con tratamientos químicos.
Esta técnica tiene múltiples aplicaciones útiles: al repeler el agua, podría evitar la congelación de superficies, como las alas de los aviones. Su uso ayudaría a mantener la limpieza de saneamientos en lugares con escasez de agua, por ejemplo, una de las razones por las que esta investigación ha contado con el apoyo de la Fundación Gates, o para conseguir agua de lluvia con más eficiencia en países en desarrollo.
También se podría combinar con otro de los logros con los láseres obtenido por este equipo, liderado por Chunlei Guo: volver negros los metales utilizando estos patrones. En lugar de reflejar la luz generosamente, como suelen hacer, ganarían la propiedad de absorberla de manera natural. Sumado a la superhidrofobia, podrían fabricarse paneles solares más eficientes, que no se oxiden ni necesiten mucha limpieza.
La técnica todavía tiene que desarrollarse, ya que en la actualidad emplea una hora para dibujar un patrón de unos pocos milímetros de metal, mediante pulsos de láser extremadamente potentes, pero ultracortos, que alcanzan gran potencia durante un mínimo lapso.
Mi opinión: con este material sería posible hacer mucho más uso del agua que, aunque sea una sustancia que abunda mucho en la Tierra, a veces hay escasez. Además se podrían combatir problemas de congelación de elementos como las alas de los aviones, cosa que pone en juego la vida de mucha gente y también se ahorraría energía al no tener que limpiar los paneles solares.

Pilar  Fernández Arroyo nº7 - 2ºC (ESO)