Una de las pegas que se les suelen poner a los parques eólicos es que afean el paisaje y producen mucho ruido. Pero ¿qué pasaría si esas gigantescas turbinas que, en efecto, cubren el horizonte, no necesitaran sus enormes fustes? El impacto visual disminuiría, evidentemente. Pero vamos un paso más allá: ¿y si ni siquiera estuvieran en tierra?
Unas turbinas eólicas hinchables que ascienden por los aires hasta 300 metros de altura podrían llevar la energía a las regiones más apartadas del planeta. A esta altura, estas centrales energéticas flotantes aprovechan velocidades del viento de mayor intensidad. Las primeras de estas turbinas de 18 metros de diámetro se instalarán en Alaska, donde en invierno hasta el diésel escasea.
Mi opinión: Yo creo que es una manera muy buena de llevar la energía a sitios que de otra manera sería prácticamente imposible. Además al ser renovable no contamina.
Pilar Fernández Arroyo 2º ESO C
