lunes, 2 de febrero de 2015

Google Glass: renovarse o morir

Hay productos que pese a llamar la atención y generar mucho ruido no implica que los consumidores lo adopten como algo imprescindible. Dos años dan para mucho en términos tecnológicos. Google Glass puso de actualidad y colocó la tecnología «wearable» -vestible, en inglés- como el futuro del sector. Mientras le seguían otras marcas en el lanzamiento de diferentes propuestas, las gafas han demostrado que aún no se encontraban en un punto demasiado maduro como para llegar a las tiendas.

Desde la comunidad de «exploradores», aquellos que han probado y creado aplicaciones para este dispositivo de realidad aumentada, insisten en que el producto «no está muerto». El programa de innovación continúa y lo que se pretende desde Google es buscar un nuevo concepto más atractivo y pensar en el entorno profesional, donde tiene un obvio recorrido.

Tras cambiar el departamento encargado de experimentar y anunciar el cierre de las pocas tiendas en donde se podían comprar, el gigante de internet ha decidido poner toda la carne en el asador y centrarse en la próxima generación del proyecto.

Claro, nadie hasta la fecha podría decir en estos momentos si algún día de este año, en algún futuro relativamente corto, llegarán las cacareadas gafas como versión comercial. Pero el propio Eric Schmidt, director ejecutivo de la empresa, promete que llegará al mercado cuando «esté listo».

Queda patente que los usuarios en su conjunto piden tecnología «invisible» y que se pueda portar como cualquier cosa. Y en eso andan metidos, puesto que la era de la «ropa inteligente» no ha hecho más que escribir sus primeros compases. Los consumidores han rechazado el 3D de las televisiones por su falta de contenidos y porque, además, no quieren que, para disfrutar de esa sensación, se requiera de unas gafas especiales.

OPINIÓN: En mi opinión, cuando salieron estas gafas revolucionarias me parecieron unas de las cosas más impresionantes que había hecho la tecnología, por aquel entonces no entendía mucho, pero ahora que me doy cuenta me prece normal que casi nadie las use porque no son necesarias para ir por la calle y son muy aparatosas. En definitiva, es necesario mejorarlas.


Pablo Guardado 2º E.S.O. C