jueves, 16 de abril de 2015

Braigo

Un niño de doce años ha dado un buen ejemplo de lo que es la pasión por la tecnología creando un artilugio tecnológico que es cinco veces más barato que su versión comercial, está creado con piezas de construcción infantiles y tiene una noble finalidad.

Se trata de una impresora Braille, como las que utilizan las personas invidentes para leer con los dedos lo que está impreso en un papel en forma de puntos en relieve. La máquina es lo que comúnmente se llama un 'hackeo ingenioso' que además le ha hecho ganar un premio en el concurso de ciencia de su escuela.

Shubham Banerjee ha apodado a su invento Braigo. Está construido con las populares piezas de Lego infantiles, en su versión "robótica" MindStorms EV3, que incluye motores, sensores y un microprocesador.

El nombre procede -apropiadamente- de la unión de Brail-lle y Le-go. El cuerpo principal de la máquina está basado en una de las sugerencias de construcción de los manuales de MindStorms, en el que se ha modificado el software para imprimir las letras del abecedario en versión Braille.

La Braigo, a diferencia de las impresoras de tinta, no es precisamente rápida: alcanza entre cinco y siete letras por segundo. Su objetivo principal es que sirva para enseñar Braille, de modo que el educador u otra persona ha de introducir letra a letra las palabras que se quieren imprimir.

El creador de este invento se sorprendió un poco al ver que las impresoras Braille convencionales cuestan unos 2.000 dólares (unos 1.500 euros), que comparados con los 350 dólares (250 euros) de un kit de piezas de construcción, le parecieron mucho.

Naturalmente la Braigo es solo un prototipo, una 'prueba de concepto' como se suele llamar, pero sirve para demostrar que la idea funciona y que tal vez pudieran construirse otros aparatos similares en el futuro a precios más reducidos, al menos para ciertos usos, aunque sean limitados.

El joven ha decidido liberar el diseño y el software de la máquina para que cualquiera pueda usarlos o incluso mejorar su invento. Al mismo tiempo recuerda que aunque cuenta con la ayuda de sus padres, que son ingenieros mecánicos y agradece la atención mediática que ha recibido, él no deja de ser un niño de 12 años con todas sus limitaciones, aunque a esa corta edad ya es también un buen ejemplo para muchos.


Mi opinión: esta noticia demuestra que el empeño y el no darse por vencido funciona si crees en ello.


Pilar Fernández Arroyo - nº 7 - 2º C (ESO)