¿Ganas de jugar al
ping pong, pero no hay rival a mano? Ningún problema, ahora se puede
apelar a un robot gigante, como el que se exhibe en el salón
electrónico Ceatec de Tokio, junto a gafas inteligentes o un GPS
táctil, entre otros insólitos ‘gadgets’.
Esta cita obligada
para los tecnófilos nipones se celebra hasta el sábado, y con sus
aparatos de todo tipo es una ventana hacia el futuro. El
robot jugador de ping pong es más bien intimidante: una máquina en
forma de trípode, parecida a una manta religiosa, y capaz de jugar
sin interrupción y sin fallar, o casi.
El robot "evalúa la trayectoria y la velocidad de la pelota al analizar el movimiento del jugador que tiene ante sí", y tras proceder a sabios cálculos "restituye la pelota a un determinado lugar que facilite su devolución" y la continuación del juego, explica su inventor, el grupo japonés Omron.
La idea no es
comercializar este robot, sino "simbolizar la nueva relación
hombre-máquina", añade. Este aparato futurista tiene la misma
función que esas sorprendentes ‘pom pom girls’ robóticas
presentadas en el salón.
Es decir, demostrar
las capacidades de la compañía creadora. Estas minicriaturas, que
se mantienen en equilibrio sobre una pelota gracias a tres
girosensores, fueron concebidas para exhibir la precisión de los
componentes electrónicos de la sociedad que las imaginó, a saber
Murata Manufacturing.
Opinión: Esta máquina
aún no se comercializa pero seguro que un corto periodo de tiempo se
empezará a comercializar para los deportistas de ping pong profesionales ya que es un buen método de entrenamiento (parecido
a una máquina creada para entrenamiento de porteros en fútbol que
dispara tiros perfectos que ya se vio usarla a los porteros del
Atlético de Madrid) y método
de perfeccionamiento de disparo.
Antonio Saldaña 2º E.S.O.