domingo, 2 de noviembre de 2014

El robot que juega Ping Pong, una de las atracciones del “Ceatec”


¿Ganas de jugar al ping pong, pero no hay rival a mano? Ningún problema, ahora se puede apelar a un robot gigante, como el que se exhibe en el salón electrónico Ceatec de Tokio, junto a gafas inteligentes o un GPS táctil, entre otros insólitos ‘gadgets’.


Esta cita obligada para los tecnófilos nipones se celebra hasta el sábado, y con sus aparatos de todo tipo es una ventana hacia el futuro. El robot jugador de ping pong es más bien intimidante: una máquina en forma de trípode, parecida a una manta religiosa, y capaz de jugar sin interrupción y sin fallar, o casi.

El robot "evalúa la trayectoria y la velocidad de la pelota al analizar el movimiento del jugador que tiene ante sí", y tras proceder a sabios cálculos "restituye la pelota a un determinado lugar que facilite su devolución" y la continuación del juego, explica su inventor, el grupo japonés Omron.

La idea no es comercializar este robot, sino "simbolizar la nueva relación hombre-máquina", añade. Este aparato futurista tiene la misma función que esas sorprendentes ‘pom pom girls’ robóticas presentadas en el salón.

Es decir, demostrar las capacidades de la compañía creadora. Estas minicriaturas, que se mantienen en equilibrio sobre una pelota gracias a tres girosensores, fueron concebidas para exhibir la precisión de los componentes electrónicos de la sociedad que las imaginó, a saber Murata Manufacturing.



Opinión: Esta máquina aún no se comercializa pero seguro que un corto periodo de tiempo se empezará a comercializar para los deportistas de ping pong profesionales ya que es un buen método de entrenamiento (parecido a una máquina creada para entrenamiento de porteros en fútbol que dispara tiros perfectos que ya se vio usarla a los porteros del Atlético de Madrid) y método de perfeccionamiento de disparo.

Por otra parte da una sensación un poco extraña (tristeza quizás) pensar que las máquinas cada vez tienen más “vida” y parece que van a acabar perfeccionando al propio ser humano y acabar con nosotros, pero esto, ya lo veremos... 

Antonio Saldaña 2º E.S.O.